Elizabeth Ostos

Ciudad de México

Son médicos, ingenieros, empresarios, estudiantes, periodistas, emprendedores, chefs. Algunos están de“toderos” otros ejercen su profesión. Están fuera de Venezuela por convicción o por que no hubo más alternativas. Los más jóvenes no miran hacia atrás. La nostalgia afecta a los mayores. Están en México y son venezolanos.

Negocios y Destinos conversó con varios connacionales, quienes contaron sus vivencias en tierras aztecas. La gran mayoría salió del país en plena revolución Bolivariana. Es difícil cuantificar cuántos venezolanos residen legal o ilegalmente en México. Fuentes extraoficiales vinculadas con la embajada de la República Bolivariana señalan que hay 7 mil criollos registrados. Pero hay quien dice que la diáspora llega a más de 100 mil personas, en su mayoría ingenieros, quienes se han instalado en el estado de Tabasco, cuya capital, Villahermosa, es un enclave de negocios relacionados con los hidrocarburos.

En la ciudad de México se ubican en la exclusiva zona de Satélite, en las afueras de esa capital. En Guadalajara hay unos cuantos, relacionados con sus prestigiosas escuelas de medicina. También en el DF hay estudiantes, muchos revalidan materias en la Universidad Nacional Autónoma de México, institución que caza talentos de universidades venezolanas.

“Vine de vacaciones pero me quedé en este país en donde conseguí trabajo y en donde estoy legalizando mi situación migratoria, en octubre sigo mis estudios de ingeniería civil en la UNAM, ya me aceptaron”, dijo Raúl Marcano, ex estudiante de la Universidad Central de Venezuela, de 23 años, quien trabaja “por la izquierda”, según dice en una venta de bicicletas en la capital de México. Tiene un año en ese país.Dice que no quiere volver a un sitio en donde no se siente seguro, “a muchos de mis amigos los han robado o secuestrado; los jóvenes no podemos hacer vida social. Acá camino por la zona rosa a las tres de la mañana y nunca me ha pasado nada”.

Asegura que sus padres entendieron su drástica decisión. “En diciembre viene mi mamá a recibir el año conmigo”, dice Raúl. (no quiso fotos pues estaba uniformado del taller de bicicletas y tampoco quiso mandar fotos y que para que no lo reconocieran).

Renny García, Médico oncólogo.

El Dr. García salva vidas en un hospital oncológico de Guadalajara.

Un médico cirujano oncólogo, Renny Del Valle García Marcano, está en Guadalajara. Tiene 50 años, es casado con una mexicana, desde hace 29 años,  y tiene cuatro hijos. Nativo de Barcelona, Anzoátegui, García hizo vida profesional en Ciudad Guayana. Hizo sus estudios de pregrado en Guadalajara. También hizo dos especialidades en cirugía general y cirugía oncológica.

“Regrese a Venezuela en 1995 a trabajar  en Ciudad Guayana (Puerto Ordaz y San Felix) con toda la familia, trabaje en el IVSS en Hospital Raúl  Leoni  y el Instituto de Salud Pública . Del IVSS fui despedido  por haber firmado  en el referendo revocatorio”.

Además  de  la inseguridad personal y familiar,  visioné que los problemas se agravarían y con mucho pesar me fui de mi país. Hace 4 años regresé a México, en donde me recibieron con los brazos abiertos”.

Dijo que estuvo un año de duelo, “porque me dolió mucho dejar mi país. Trabajo en Guadalajara y me dedico a la práctica de la Cirugía Oncológica y soy profesor en la Universidad Autónoma de Guadalajara, lo cual me ha servido después de todo para actualizarme y hacerme más competitivo.

Quiere volver a Venezuela “porque es mi país y en donde hay mucho qué hacer luego de esta gran destrucción que ha hecho el gobierno en mi área de experticia. La oncología está muy descuidada en Venezuela. Hay que impulsar la creación de hospitales para atender el cáncer en todas las regiones del país y no en sólo las capitales. Añoro volver y quiero que mi país sea libre”, dijo García.

Carla Galíndez Blanco: emprendedora en el sector turismo

Esta caraqueña armó un equipo de ventas en turismo y hotelería, con todo éxito.

Carla Galíndez, caraqueña, exitosa microempresaria de sector turismo, ha trabajado en Anzoátegui y en Nueva Esparta. Estuvo en Uruguay y en Colombia antes de llegar a México, en donde tiene tres años. Ha vivido Cuernavaca, estado Morelos,  y ahora maneja su negocio, la empresa de representaciones turísitcas  desde Guadalajara capital de Jalisco.

“Soy licenciada en Turismo, con especialización en desarrollo sustentable. Laboro en el área de las relaciones públicas y representaciones comerciales de hoteles, productos y servicios turísticos para México, centro y Sudamérica. Decidí salir de Venezuela con mi familia en busca de oportunidades de trabajo y de vida”.

“Comencé trabajando para empresas mexicanas fui representante de cadenas hoteleras de Cancún, Ciudad de México y Puerto Vallarta para Colombia y Venezuela y luego decidí seguir con ellos en su propia tierra. Actualmente trabajo por modo propio para empresas e instituciones de prestigio en el gremio turístico”.

Sostuvo que en tierras aztecas culminó un diplomado en la Universidad de la Salle de Cuernavaca sobre Marketing Digital “para actualizarme en cuanto a tecnología se refiere”

“Desde que llegué a México he podido trabajar sin problemas, a veces es ventaja el poder traer conocimientos y formas de trabajo diferentes, ópticas diferentes. Otras veces no, depende también de la personalidad de las personas. Hay quienes llegan muy soberbios y no les va bien…como migrante se debe mantener la humildad, el respeto, el amor por el nuevo hogar y considerar que hay tiempos “buenos” y no “tan buenos”

Carla Galíndez sí se plantea regresar a su país natal, “pero no creo que lo haga en corto o mediano plazo. La situación social y económica es bastante precaria y yo busco calidad de vida y libertad para trabajar; eso lo he encontrado en México. Para volver tendrían que conjugarse varios factores: estabilidad económica y la seguridad para la inversión, el desarrollo personal y la seguridad de trabajo a largo plazo para mí y mi familia. En Venezuela crecí y aprendí mucho, ojala y tenga la oportunidad de regresar a mi país un granito de arena en la mejora de productos y servicios turísticos que se han deteriorado mucho con el tiempo.

Zobeida Frederick Mota. Dueña de un restaurant y activista por Venezuela

Zobeida o Zulen, como le dicen sus amigos, espera regresar a su país.

Zobeida o Zulyn, como le dicen sus amigos, espera regresar a su país.

Zobeida Frederick Mota, conoce México desde hace mucho tiempo. Estudió entre 1982 y 1988 en la universidad de San Luis Potosí, estado ubicado en el centro norte de esa nación. En ese lapso conoce a su esposo, Carlos Saldaña Minjares, ingeniero agrónomo, con quien regresó a su natal Puerto Ordaz.

Señala que “estuvimos muy a gusto en mi país en donde nació nuestro único hijo, Carlos Alfredo, actualmente de 19 años y estudiante de diseño gráfico. La inseguridad era un factor que nos preocupaba sobre todo porque mi padre tenía un vivero y era un negocio vulnerable. En la campaña electoral de 1999, mi esposo visualizó lo que iba a pasar en Venezuela, lo que representaba Chávez y sus ideas y decidimos regresar a San Luis Potosí, en octubre de 1999”.

Hace cuatro años, la pareja fundó el restaurante Arpa, cuatro y maraca, “un rincón criollo en San Luis Potosí. Hago y vendo empanadas, arepas, tequeños, tequeyoyos, papelón con limón, chicha, cerveza, frescolita. Aquí vienen paisanos residentes en varios estados de este país, hay muchísimos ingenieros trabajando cerca de acá. También tengo clientes mexicanos a quienes les encanta nuestro sazón”, explica Zobeida”.

En poco tiempo se hizo acreedora del certificado de Círculo de Calidad Turística del Estado de San Luis Potosí, gracias a una evaluación que le hicieran las autoridades regionales a la comida de su local.

Dice que la distancia no le impide desvincularse de su país y de sus problemas, “siento y padezco como todos pues allá están mis padres y hermanas. No es posible que hayamos llegado a la actual situación tan extrema. Participo en actividades de apoyo como pronunciamientos públicos, misas o el rezo del rosario y estoy muy activa en las elecciones”, dice la microempresaria quien cuenta con el apoyo incondicional de su esposo.

Carlos Saldaña analiza la situación de Venezuela con propiedad. “Conozco a los de antes (los políticos) y a los de ahora, esa gente está destruyendo a ese hermoso país. El cambio debe venir”. Su negocio es exitoso, su familia está muy bien pero esta guayanesa tiene un anhelo. “Quiero morirme enVenezuela”, dice, entre lágrimas, Zobeida.

Zobeida Frederick y Carlos Minjerez, son activistas por el retorno de la democracia de Venezuela.

Zobeida Frederick y su esposo, Carlos Saldaña, son activistas por el retorno de la democracia de Venezuela.

Rafael Vicente González. El pionero en la Ciudad de México.

González llegó a México hace más de 30 años. Trabajaba en la Coca Cola en cargos técnicos. Nativo de Puerto Cabello, vivió mucho tiempo entre Venezuela y México, hasta que decidió echar raíces en tierras aztecas. “El trabajo era pesado y decidí que mi familia estuviera en un solo lugar y en la empresa abrieron un puesto para estar en el DF y opté por él”.

Duelo de "La Halllaca", en Ciudad de México.

González fue el pionero de la comida criolla con su restaurante que ya cumplió 30 años.

Años después, abre uno de los restaurantes venezolanos más famosos de México: La Hallaca, ubicado en la acomodada colonia Polanco. No ha perdido el acento venezolano y porteño y dice con orgullo que en su local convergen paisanos de todas las tendencias, “pero no nos peleamos aunque yo soy muy crítico de la situación demi país. Voy con frecuencia a visitar a mi familia. Regreso muy preocupado porque la gente no está comiendo en Venezuela, a mí nadie me contó eso. Yo lo vi en abril cuando estuve en mi pueblo”.

El y su esposa son los encargados de la cocina. Su hijo, también venezolano, lo apoya en la caja. “En este país consigo los ingredientes para hacer todo, la harina pan, los tequeños los compro a unos compatriotas que tienen una fábrica del producto en Guadalajara, aquí hay queso blanco, hoja de plátano…”

La sopa de costilla y las hallacas son famosas. “Este local se llena de mexicanos y para ellos balanceo el menú, hago combinaciones de platos locales con los nuestros”.

Dice que la situación social de su país es una olla de presión.  “Hay que promover un cambio desde adentro demanera urgente”. Se queja de lo que definió falta de apoyo internacional al pueblo de Venezuela. “Están pasando cosas muy graves allá y  nadie dice nada; no es justo”, sentencia Rafael Vicente González.

Restaurante venezolano hace delivery en Ciudad de México.

Restaurante venezolano hace delivery en la exclusiva colonia Polanco en CDMX

 

Ángel Contreras. El chef tachirense que intentó volver.

El chef tachirense, Ángel Contreras, triunfa en México.

Contreras abrió su restaurante en la Colonia Roma de CDMX «Algo que nunca pude hacer en mi pueblo».

Este tachirense de El Piñal, tiene 30 años y desde hace cinco vive en Ciudad de México. Egresó como chef del hotel escuela de Inatur, ubicada en La Grita. Su familia ha tenido restaurantes y comedores populares, “y crecí entre ollas y comida. Mi mamá tiene un restaurante en Apure y en estos momentos está pasando mucho trabajo pues no consigue comida y porque San Fernando se puso muy peligroso”.

De la mano de una prima, también chef, se instaló en la colonia Roma de la capital Azteca. Trabajó como ayudante de cocina y como chef, en varios restaurantes venezolanos, “hay muchos, más de lo que la gente piensa”, dice Contreras. Hace dos años intentó regresar a San Cristóbal, para apoyar a un negocio familiar. “Pero me regreséde inmediato yo soy residente mexicano, porque vi la situación muy grave en materia de inseguridad y deabastecimiento. El Gobierno ha castigado mucho al tachirense. También estuve en Caracas y no me gustó el desorden y el ataque de los malandros, eso no era para mí.”

Ángel siguió adquiriendo experiencia y en julio de este año decide abrir un negocio. El restaurante Guayoyito. “Otra prima y yo cocinamos y lo atendemos. Las sopas y los cachitos son nuestra especialidad. En este país me han dado las oportunidades que no he tenido en Venezuela, he solicitado créditos, me han asesorado para hacer planes de negocios. Estoy haciendo la tramitación de los papales de inmigración de mi mamá y mi hermana. En México tendremos más calidad de vida, aun cuando esta ciudad tiene millones de habitantes. Pero se puede vivir. En Táchira no pude”.

Fotos: Elizabeth Ostos y Mercedes Mondragón Barba.