La Casa Blanca y varias compañías privadas de Estados Unidos trabajan para desarrollar un estándar de pasaporte de vacunación que certifique que su portador está inmunizado contra el coronavirus, una iniciativa que también prepara la Unión Europea (UE), informó el diario The Washington Post.

El Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, está evaluando iniciativas de al menos 17 empresas para crear certificados digitales de vacunación, según fuentes oficiales citadas por el periódico.

Se espera que los llamados «pasaportes» sean gratuitos y estén disponibles a través de aplicaciones para teléfonos celulares inteligentes, que podrán mostrar un código escaneable de tipo QR, como los que se usan como tarjeta de embarque digital en muchas aerolíneas, explica el Post.

Los estadounidenses que no tengan celulares estadounidenses podrán imprimir sus certificados y llevarlos consigo, según las empresas que están desarrollando los productos.

Esa misión implica superar muchos desafíos, como el de prevenir la falsificación de los pasaportes o el pirateo de los sistemas que los contienen. Además, la Casa Blanca quiere evitar la impresión de que hay un mandato gubernamental que obliga a estar vacunado, algo políticamente delicado en Estados Unidos.

El pasado lunes, una coalición de las principales aerolíneas del país y otras asociaciones de viaje pidieron en una carta a la Casa Blanca que prepare para el 1 de mayo un plan para reanudar del todo los viajes internacionales a Estados Unidos.

Ese plan, aseguraron, debería incluir principios para el desarrollo de credenciales de salud como los certificados de vacunación, con el objetivo de eliminar en algún momento vetos como el que prohíbe los viajes desde la mayor parte de Europa, que ya dura más de un año.

Al otro lado del Atlántico, la Comisión Europea (CE) ha apostado por tener listo para este verano su certificado digital de vacunación, un objetivo compartido por el sector aéreo, aunque primero debe recibir el visto bueno de los países miembros de la UE.

Los del sur, más dependientes del turismo, apoyan esta iniciativa, pero otros como Francia o Bélgica temen que discrimine a quienes no se han vacunado, teniendo en cuenta, además, que el ritmo de vacunación es inferior al esperado.