Ciudad Guayana, Venezuela – Ubicado dentro del perímetro urbano de Puerto Ordaz, en el estado Bolívar, el Parque Nacional La Llovizna ofrece una de las experiencias más accesibles y completas para quienes buscan naturaleza, historia y tranquilidad en el sur de Venezuela. Su mayor atractivo: la poderosa caída de agua que da nombre al parque y que forma parte del sistema hidrográfico del río Caroní, una de las principales fuentes de energía hidroeléctrica del país.
Fue declarado Parque Nacional el 13 de septiembre de 1989 mediante el Decreto N.º 1.634 con el objetivo de preservar su ecosistema de selva húmeda tropical y proteger el entorno natural de las cascadas, así como su valor escénico, recreativo y educativo dentro de una ciudad en expansión como Puerto Ordaz. Su cercanía a la represa de Macagua también influyó en su protección ambiental.

El parque está diseñado para recorrerse a pie por senderos seguros que conducen al mirador principal de la cascada. También se pueden apreciar otras caídas menores, áreas boscosas y miradores naturales. El sonido constante del agua en movimiento se convierte en un recurso para la desconexión mental, en un espacio que combina vegetación densa, tranquilidad visual y accesibilidad.
Raíces indígenas e historia viva
La zona donde hoy se encuentra La Llovizna fue hogar ancestral de comunidades indígenas como los waraos y los kariñas. Aunque no hay vestigios arqueológicos abiertos al público, la presencia originaria se mantiene como parte del relato cultural del parque, especialmente en algunas actividades educativas y guías locales que hacen referencia a las leyendas del río Caroní.
Gastronomía y productos locales
En los alrededores del parque, se encuentran puestos de comida con propuestas típicas del estado Bolívar, entre las que destacan el pescado de río (como el morocoto y la cachama), arepas con guiso criollo y jugos naturales. También hay pequeñas cafeterías que ofrecen dulces caseros, chicha y productos de temporada como bollos y tortas frías. Aunque no se trata de una zona gastronómica formal, la comida ofrecida refleja las costumbres locales con autenticidad.
Además, los visitantes pueden adquirir recuerdos y productos artesanales hechos por emprendedores de la zona. Entre los más buscados están las piezas talladas en madera, collares de semillas, imanes decorativos con imágenes de la cascada y bolsos tejidos con motivos naturales.

Un espacio para todos
La Llovizna es uno de los pocos parques nacionales de Venezuela ubicados dentro de una ciudad. Gracias a esto, su acceso es directo desde varias avenidas de Puerto Ordaz, y puede visitarse en vehículo particular o mediante transporte público local. La entrada es gratuita y en el lugar se mantiene presencia de funcionarios de Inparques y cuerpos de seguridad, especialmente durante fines de semana y temporadas altas.
Por su amplitud, se ha convertido también en un punto de encuentro para actividades familiares, jornadas escolares y eventos deportivos al aire libre. Las visitas se recomiendan durante las horas de la mañana, cuando la temperatura es más agradable y se pueden observar aves y otros animales silvestres en los bordes del río.
Texto y fotos: Deisy Terán Tosta/Periodista y viajera venezolana