Elizabeth Ostos

Cusco, Perú

Las joyas arquitectónicas, históricas, folklóricas y naturales de la antigua zona imperial de los incas son un destino turístico que los viajeros deben incluir en sus bitácoras. Es uno de los monumentos más emblemáticos de este mítico territorio: la ciudadela de Machu Picchu

Una visita a este mágico lugar dará oportunidad de encontrarse con muchas otras maravillas inesperadas a lo largo del camino.

Machu Picchu: “montaña vieja” en lengua quechua. Es el nombre contemporáneo que se da a una llata, o antiguo poblado andino inca Cusco: capital sagrada inca y El Dorado conquistador.

Se llega a la región incaica del Perú a través del Cusco. En el aeropuerto internacional Alejandro Velasco Astete, el viajero cuenta con todos los servicios: sala VIP en donde la bienvenida es con té de coca y una serie de charlas sobre cómo andar en un lugar que supera los dos mil metros de altura. El que necesita oxígeno o alguna terapia de adaptación es atendido de inmediato. La ciudad está apenas a cinco minutos del aeropuerto.

Visitar la ciudad del Cusco es una experiencia casi cinematográfica. En todos sus rincones se atesoran siglos de la historia de los Incas, una de las grandes civilizaciones que ha conocido la humanidad. En cada escena hay una historia y un lugar por conocer.

La arquitectura y formas del Cusco evidencian el contraste entre las construcciones incas y coloniales. Las dos visiones coexisten en un extenso territorio que conecta con el Valle Sagrado, el asiento de la civilización Inca. El cusqueño es amable y está consciente de la riqueza cultural de su pueblo. Impresiona la pasión con la que muestran su tierra y la solidez de sus conocimientos.

“Nadie se puede quedar sin saber qué pasó antes o después de los Incas. Se lo contamos en que el Cusco, desde niños, estudiamos lenguas extranjeras”, dice Vannia Lavilla, nuestra atenta guía.

Explica que muchos turistas creen que al llegar al Cusco podrán ver -de inmediato- a su principal atractivo: Machu Picchu. Pero hay mucho que conocer antes de estar allí. El centro de la ciudad del Cusco es la primera escena de una larga película de luz y de colores, de contrastes y convergencia. Su plaza está, rodeada de museos, tiendas, bancos, el ayuntamiento general, varias discotecas y su gran Catedral. De noche, las luces bañan la ciudad.

Valle Sagrado

Antes de ir a Machu Picchu hay varios recorridos obligatorios. En el Valle Sagrado de los Incas, muy cerca de Cusco, están la ciudadela de Sacsayhuamán, los pueblos de Pisac, Urubamba, y el mercado de artesanías. Allí la energía fluye a raudales. En este valle también se encuentra el poblado arqueológico incaico de Ollantaytambo, que de noche es iluminado con un impresionante espectáculo de luces y colores.

Del Valle Sagrado hay varias vías de conexión hasta Machu Picchu. Los más osados van a pie en una excursión de unos tres días. Una extensa red ferrovial de 115 kilómetros une al Cusco o a Ollantaytambo con la estación de Aguas Calientes. Los costos de los boletos están entre US$ 75 y 150 por persona y el expreso de lujo puede llegar hasta US$ 500.

 

 

Desde Aguas Calientes, es necesario ir en bus hasta la ciudadela. En quince minutos, y por 9 dólares, el viajero llegará a este parque nacional y patrimonio histórico y cultural de la humanidad. El peruano cuida mucho a su principal centro turístico. Sus autoridades han organizado muy profesionalmente las visitas guiadas. El boleto de ingreso cuesta US$ 15. El servicio de guía es opcional. Muchos niños y jóvenes son los acompañantes de los turistas y ejecutan su trabajo impecablemente. Hablan con pasión del Imperio Inca: sus dioses, costumbres, rituales, comidas, la resistencia y la supervivencia. Ciudadela sagrada en la cima Enclavado a 2.500 metros de altura, Machu Picchu es un lugar lleno de mística, misterio y asombro.

¿Cómo llegar?

Desde Caracas hay un vuelo diario directo a Lima. Hay dos con conexiones, vía Bogotá hasta la capital del antiguo Imperio Inca.
Desde Lima hay buses que por tarifas que oscilan desde los 35 hasta los 60 dólares llegan al Cusco. Es un viaje de 24 horas. Por avión, hay prácticamente un puente aéreo, de preferencia en el día. El aeropuerto de Cusco es pequeño y está enclavado entre montañas. Sólo pilotos expertos maniobran, con éxito, en estas pistas.